NOAH CICERO: “QUERÍA
CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA A LA ESCRITURA MAINSTREAM”
Publlicado por
Dakota Editora el 26 nov, 2015 en Prensa | 0 comentarios
El escritor recuerda
los orígenes de la Alt Lit y ofrece una visión descarnada sobre el
rol de los medios en las futuras elecciones presidenciales de Estados
Unidos. Bush, Donald Trump, Sábato y mucho más.
Por Martín Barraco
y Joel Vargas
¿Alt qué? Es lo
que cualquier advenedizo puede preguntar al escuchar hablar de la Alt
Lit, dos palabritas que vienen sonando desde hace un tiempo en el
mundillo literario argentino. ¿Pero qué es? ¿Una corriente
estética? ¿Un movimiento? Un puñado de jóvenes narradores yanquis
sub-35 a los que les duele el mundo y se alimentan de mutaciones
discursivas, provenientes de las grietas que nacen entre los nativos
y los migrantes digitales. En nuestro país comenzó siendo un
pequeño rumor, en el 2012 Dakota Editora editó Antología de
entradas inéditas del blog de un empleado de Panda Express de Megan
Boyle y Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y
una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy de
Tao Lin, la “estrella”, the chosen one de la literatura
estadounidense según la crítica especializada. En 2014 Hernán
Vanoli y Lolita Copacabana compilaron veinte cuentos de diez autores
representativos en Alt Lit. Literatura norteamericana actual,
antología editada por Interzona, donde acompañan a Tao Lin nombres
como: Sam Pink, Blake Butler, Lily Dawn, Frank Hamilton, entre otros.
Hay uno que se destaca sobre todos ellos: Noah Cicero.
Este año Cicero fue
publicado por dos editoriales argentinas. Primero, de la mano de
Metalúcida, vio la luz su última novela, Trabajá. Cuidá a tus
hijos. Pagá tus cuentas. Acatá la ley. Consumí. (2012), una
crítica feroz al capitalismo. Y hace unos meses, desde Dakota
Editora, la primera: La Guerra Humana, escrita en el 2003 y llena de
dardos certeros contra Bush y la invasión a Irak. Dos obras
separadas por casi una década de distancia. Dos maneras diferentes
de entrar a su universo narrativo.
AZ: ¿Dónde estabas
el día que Bush hizo el anuncio de la invasión a Irak? ¿Cuáles
fueron tus primeras sensaciones?
NC: Cuando Bush
decidió ir a la guerra yo vivía en Ohio y tenía 23 años. Recuerdo
que pensaba que era una mala idea, que no tenía sentido pero todos
creían que Bush tenía razón. Generalmente la gente tiende a creer
lo que una persona con cierto grado de autoridad o convicciones les
está diciendo. Algo debe estar mal en mi cabeza porque yo no le creo
a nadie. Si creyera tal vez mi vida sería más fácil, pero no
puedo.
Bush dijo que la
guerra con Irak era importante porque ellos tenían armas de
destrucción masiva, pero muchos países también las tienen.
Entonces era un absurdo.
The Human War fue
traducido al idioma kurdo y al iraquí, y mis traductores me dijeron
que el pueblo kurdo se ha visto beneficiado por la invasión a Irak,
así que no sé. Aunque se hayan beneficiado, ese no era el objetivo
real de Bush. El objetivo era el dinero del petróleo, generar
contratos militares y defender el Cristianismo contra los musulmanes.
AZ: ¿Cómo
definirías La Guerra Humana?
NC: Es un día en la
vida de un grupo de personas en sus veinte años. Puede ser cualquier
grupo de veinteañeros, creo que los personajes son muy universales.
Ahora que estoy un poco más viejo, entiendo lo que significa tener
veinte años: es un momento de mucha energía, entusiasmo y
confusión. Se terminó la niñez, querés desesperadamente ser libre
y tener dominio de tu persona, pero a la vez aprendés que la vida
puede ser muy cruel, que cuando lográs ser adulto tenés que hacerte
responsable de tu libertad.
Lo que tiene La
Guerra Humana es que está ambientado en Youngstown, Ohio, que está
rankeado como el peor lugar para vivir en Estados Unidos. En 2003 no
había trabajo para la gente joven, no había chances de iniciar una
carrera, de hacer algo importante. Éramos como hormigas viviendo en
un terreno baldío. A mis veinte años no había esperanzas: trabajé
en pizzerías, restaurantes, strip clubs, de cualquier cosa para
tener dinero. Básicamente, cumplís veinte años y no tenés
trabajo, no tenés nada que hacer, y nadie quiere tenerte cerca.
Muchas de las personas con las que crecí se convirtieron en adictos
o se suicidaron.
AZ: La Guerra Humana
está cargada de misantropía. ¿Estabas enojado?
NC: Estaba enojado
con la gente porque todos parecían estar atrapados en una especie de
“Matrix” mental, pero ahora ya no estoy enojado. Me doy cuenta
que soy un marginal, vivo en la periferia. Soy un extraño. En
Estados Unidos a esa clase de gente se los llama Cowboys. Ando solo,
pero hay otros como yo, y cuando nos encontramos nos damos cuenta de
que hay otro extraño cerca.
A la mayoría de la
gente no le importa nada, sólo quieren trabajo, deportes, música y
cuidar de sus familias. Es lo normal, lo usual. Algo está mal en mi
cabeza y nunca pertenecí. Eso no quiere decir que tenga la razón o
que sea más inteligente que los demás. Lo que hace extraño a una
persona es que nunca está del todo convencido de si tiene razón, y
que ni siquiera le importa tener razón. ¿Qué es tener la razón?
AZ: ¿Cómo fue el
proceso de escritura del libro?
NC: Me sentaba en la
cama y tipeaba en la laptop. Imaginate lo que era una laptop en 2003,
una cosa gigante y tosca. Me despertaba y me ponía a escribir como
loco, tenía mucho para decir, mucho para sacarme de encima. La vida
no tenía sentido, era tan poca importante. No tenía nada salvo mis
palabras, eran el único poder que tenía. Me sentía impotente -aún
hoy-, impotente ante el mundo. Realmente volqué todo lo que tenía a
la escritura porque es todo lo que tengo. No tengo un buen trabajo,
no tengo mujer, hijos… No tengo nada a mi nombre excepto una
guitarra.
AZ: Generalmente se
asocia a la Alt Lit con una escritura influenciada por las redes
sociales, Internet. Pero tu obra está atravesada por la política.
¿Hay una mirada reduccionista en la etiqueta Alt Lit? ¿Cómo
definís a la Alt-Lit? ¿Te sentís cómodo con esa etiqueta?
NC: Hablo de
política principalmente porque crecí en una familia muy política.
Muchos miembros de ambos lados de mi familia han ocupado cargos
políticos. Yo tengo un título en Ciencias Políticas. Crecí en un
área económicamente pobre por decisiones políticas que se tomaron
antes de que yo naciera.
Creo que la
escritura se vuelve política porque el escritor vive en una
situación política. Si pertenecés al 10 por ciento más rico y vas
a una universidad privada, ¿entonces qué te importa? Esa gente no
tiene problemas políticos, la política trabaja para ellos. La
política difícilmente haya trabajado para mí o para la gente que
conozco. Yo no soy de las clases altas, no tengo el privilegio de ser
no-político.
Ya no se debate
tanto sobre la Alt-Lit en Estados Unidos. La Guerra Humana fue
publicada en 2003, cuando yo empecé a escribir, años antes de que
se hablara sobre Alt-Lit. Mi plan era escribir historias y poemas que
fueran únicos y originales. No quería que mi escritura fuera como
la de John Updike o la Paris Review. Quería construir una
alternativa a la escritura mainstream. Quería que mi escritura fuera
profunda, como la de Dostoievsky o Sartre. Quería ver esa
profundidad otra vez, y me di cuenta que podía utilizar Internet
para que la gente accediera a mi escritura. Me puse a estudiar cómo
hacerlo y encontré muchas maneras de publicar mis textos. Lo
disfruté mucho.
En 2009 mucha gente
se metió en la escritura online y escribían poemas, hacían
imágenes muy locas y todo tipo de cosas interesantes. Me gustó
mucho todo eso, me hizo feliz. Terminé conociendo muchas personas
copadas gracias a la literatura online. Fue todo muy divertido entre
el 2009 y 2013, pero después hubo escándalos sexuales y muchos de
la crew del 2009 terminaron la universidad y se fueron, consiguieron
otros trabajos o empezaron posgrados de arte.
AZ: En una
entrevista dijiste que los que pertenecen a la Alt Lit usan un estilo
minimalista y coloquial pero diferente al minimalismo estilizado de
Carver. ¿Es una forma de ser lo más realista posible? ¿Podrías
ahondar un poco más en eso? ¿Qué dificultad encontrás al tratar
de captar la oralidad lo más realista posible?
NC: Ser realista es
muy fácil: solo tenés que escribir lo que pasa. Pero el tema es que
la mayoría de las personas no experimenta la realidad. La mayoría
no tiene contacto con la realidad nunca en su vida. Lo que la gente
hace en general es proyectar sus ideas preconcebidas sobre todo lo
que los rodea. No experimentan con la realidad, sólo con sus
proyecciones. Yo no proyecto constantemente, así que la realidad
está ahí. Solo somos personas, caminando de un lugar a otro,
sentándonos y parándonos, pensando y obsesionándonos sobre el
sexo.
Lo más curioso de
los humanos es que lo único que hacemos es obsesionarnos sobre el
sexo creyendo que no lo hacemos. Creemos que somos tan inteligentes,
tan grandiosos, pero tengo un montón de amigos con títulos y
diplomas que lo único que hacen es hablar de sexo y amor tanto como
mis compañeros de trabajo en la tienda.
No creo que los
escritores escriban historias que tengan que ver con la realidad. Lo
que pasa es que toman sus historias de un universo sobre el que
proyectan otras historias y escriben desde ese lugar.
La gente está
aterrorizada con la realidad porque la realidad no es nada. Es
silencio, es vacío. No hay nada ahí. El pasado es una nebulosa y el
futuro aún no ocurrió. El “ahora” asusta a las personas, porque
no significa nada y a la vez significa todo. Si lo podés aceptar es
hermoso, pero para la mayoría el silencio es abrumador y no lo
pueden soportar.
AZ: En este año se
editaron en Argentina tu primer novela, La Guerra Humana (2003) y la
última, Trabajá. Cuidá a tus hijos. Pagá tus cuentas. Acatá la
ley. Consumí. (2012). Hay casi diez años de diferencia entre ellas,
¿cómo creés que evolucionó tu escritura, tu obra? ¿Qué
diferencias y similitudes encontrás entre ellas? ¿Con qué Noah
Cicero van a encontrarse los lectores hispanoparlantes en La Guerra
Humana y en Trabajá…?
NC: Escribí La
Guerra Humana en 2003 y Trabajá… nueve años después, en 2012,
casi una vida de distancia. Creo que fui capaz de construir una trama
que tuvo lugar en el curso de varias semanas. Hubo más desarrollo de
los personajes, que no había tanto en La Guerra Humana, donde los
personajes cambian pero no tanto. Sin embargo, la temática en ambos
libros es la misma: la confusión ante la enormidad.
Los lectores se van
a encontrar con un escritor apasionado. Soy el tipo de persona que se
emborracha y baila toda la noche, que habla de filosofía a los
gritos o sale a correr por la calle. Cuando me enojo rompo todo,
lloro y grito.
AZ: Hablemos de
política. Se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos
y los principales candidatos son el republicano Donald Trump y la
demócrata Hillary Clinton. ¿Cómo ves el futuro político de tu
país?
NC: No me importa
quien sea el candidato demócrata, yo voto al partido y listo. Trump
no va a ganar nada. Los republicanos no tienen chance. Para que ganen
tienen que sacar el 47% del voto latino y nunca más lo van a
conseguir. Obama le ganó a McCain por diez millones de votos y
después le ganó a Romney por cinco millones porque los otros cinco
no votaron, pero todos van a votar el año que viene y los demócratas
van a aplastar a los republicanos. No hay por qué hablar sobre los
republicanos en cuanto a elecciones presidenciales, ya no pueden
ganar.
AZ: Hablabas sobre
el voto latino, ¿Cuál será su influencia en esta elección?
NC: Vivo en Las
Vegas y la mitad de la ciudad es latina. La mayoría de mis
compañeros de trabajo son latinos: mexicanos, costarricenses,
bolivianos, salvadoreños… Si el candidato republicano no alcanza
ese 47% no podrá ganar. Y ese porcentaje crecerá con el tiempo.
Creo que la gente está empezando a entender que Latinoamérica es el
Nuevo Mundo. La mayoría de los países hablan español y tiene
sentido que poco a poco ocupen más espacio en Estados Unidos.
Personalmente no me importa si los latinos dominan Estados Unidos,
somos todos iguales: nos gusta la música, la comida, el amor. ¿Cuál
es la diferencia? ¿Qué importa?
AZ: Hablando de los
medios, ¿Qué lectura hacés del tratamiento que le dan a la
candidatura de Donald Trump?
NC: A los medios acá
no les importa nada salvo conseguir auspiciantes. No les importa
nada. Hablan sobre Trump porque les genera ingresos. Trump es dinero.
AZ: También está
el candidato demócrata Bernie Sanders que, diametralmente opuesto a
Trump e incluso a Hillary, pretende usar la renta financiera de Wall
Street para garantizar la educación universitaria gratuita. ¿Tiene
chances de ser presidente? ¿Cómo lo tratan los medios?
NC: No me interesa
mucho Bernie Sanders. Sus seguidores son todos chicos ricos que
pueden gastar dinero yendo a sus conferencias y escuchar a un
político hablar durante todo el día. La gente común no habla sobre
él o va a sus reuniones. Hillary Clinton trabajó duro toda su vida
para que Estados Unidos sea un mejor lugar para vivir. Cometió
errores, pero quién no. Creo que ella ganará fácilmente.
Pero la verdad es
ésta: si Fox News no existiera, si no hubiese un “canal de
noticias” repitiendo noticias falsas todo el puto día, lo que hace
que otros canales repitan esa información falsa, no estaríamos en
esta situación. La política en Estados Unidos es un absurdo, todo
es engaño y absurdo. Tenemos canales de televisión y estaciones de
radio repitiendo noticias falsas todo el día a millones de personas,
¿Cómo es que eso es legal? ¿Cómo puede ser legal decirle a la
gente toda clase de locuras?
La democracia sólo
puede funcionar cuando a las personas se les presentan los hechos.
Ahora mismo, al pueblo de Estados Unidos se le presenta el 20% de lo
real. Es una locura. Debería ser el 80%. Los demócratas no pueden
competir con todas las mentiras que dicen los republicanos. A ellos
les gusta tanto mentir que toda conversación sobre políticas
públicas queda instantáneamente corrompida. Creo verdaderamente que
si Fox News desapareciera, y la gente recibiera noticias reales
durante diez años, los resultados serían increíbles.
AZ: Volvamos a la
literatura, ¿Qué escritores jóvenes estadounidenses recomendarías?
NC: Sam Pink, Ana
Carrete and Gabby Bess. Todos tienen libros en español.
AZ: ¿Qué
escritores latinoamericanos, especialmente argentinos, te gustan?
NC: Acabo de
terminar El Túnel, de Sábato. Me gustó mucho. Me hizo acordar a La
Naúsea de Sartre y a El extranjero, de Camus. Ahora estoy leyendo El
Jardín de al Lado, de Donoso y me está gustando mucho. Sus libros
son muy profundos, que es lo que me gusta.
AZ: ¿En qué estás
trabajando ahora?
NC: Acabo de
terminar un proyecto en el que veinte personas tradujeron al español
un poema mío llamado Say it to me now, de mi libro Gaucho Bipolar,
editado en Argentina por Editorial Gigante. Los poemas serán
publicados en la web de la revista Sandía y fueron traducidos por
gente de Latinoamérica y España. Les envié el poema y ellos lo
tradujeron como quisieron. Les di total libertad y ninguna
restricción, y los poemas se ven hermosos.
También terminé de
escribir un libro sobre el budismo y el existencialismo. Son
alrededor de 80.000 palabras, todavía lo estoy revisando y editando
y probablemente lo entregue para que se edite en noviembre. Estoy un
poco preocupado porque nunca escribí un libro sobre filosofía, así
que no sé qué va a pasar.//∆z
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